- Mié Ago 02, 2017 11:12 pm
#605580
Tal vez suceda eso o, como lo veo yo, esos jóvenes mantendrán casi todo su pelo hasta una edad más que madura. Y las cosas seguirán como están.
Las cabezas, dentro de la industria de la estética, son un gran negocio. Las que tienen pelo permiten que haya peluquerías y cientos de productos capilares, que van desde los champús hasta los secadores de viaje. Las que no lo tienen, mueven el dinero en torno a la industria farmacéutica o médica. Así que no será por el dinero que las cosas vayan a cambiar.
Respecto a la imagen que se vende, hay prototipos o arquetipos que siguen funcionando. Enciendes la tele y ves hombres y mujeres sensacionales vendiendo de todo. Nunca sale un gordo vendiendo gafas de sol ni un cojo paseando por una playa. El marketing hace de las suyas y busca el "mejor" modelo para cada producto.
Sin embargo, a veces la cosa se sale de madre y el modelo que se busca es lo que se conoce como el "antihéroe". Y mucha gente que se reconoce en ese personaje se siente dolida. Es lo que sucede con los anuncios publicitarios que escogen personajes calvos. Nunca son listos ni representan la virtud. Ni siquiera son calvos guapos (que aunque sean pocos, los hay). Son siempre hombres poco agraciados que encarnan la torpeza, la estupidez y la falta de alegría.
Y como no existe una Asociación que defienda ese trato vejatorio, pues habrá que esperar a que un calvo millonario tenga los fondos y el tiempo necesarios para demandar a estas agencias e impedir que los calvos representen ciertos aspectos de la personalidad.
Las cabezas, dentro de la industria de la estética, son un gran negocio. Las que tienen pelo permiten que haya peluquerías y cientos de productos capilares, que van desde los champús hasta los secadores de viaje. Las que no lo tienen, mueven el dinero en torno a la industria farmacéutica o médica. Así que no será por el dinero que las cosas vayan a cambiar.
Respecto a la imagen que se vende, hay prototipos o arquetipos que siguen funcionando. Enciendes la tele y ves hombres y mujeres sensacionales vendiendo de todo. Nunca sale un gordo vendiendo gafas de sol ni un cojo paseando por una playa. El marketing hace de las suyas y busca el "mejor" modelo para cada producto.
Sin embargo, a veces la cosa se sale de madre y el modelo que se busca es lo que se conoce como el "antihéroe". Y mucha gente que se reconoce en ese personaje se siente dolida. Es lo que sucede con los anuncios publicitarios que escogen personajes calvos. Nunca son listos ni representan la virtud. Ni siquiera son calvos guapos (que aunque sean pocos, los hay). Son siempre hombres poco agraciados que encarnan la torpeza, la estupidez y la falta de alegría.
Y como no existe una Asociación que defienda ese trato vejatorio, pues habrá que esperar a que un calvo millonario tenga los fondos y el tiempo necesarios para demandar a estas agencias e impedir que los calvos representen ciertos aspectos de la personalidad.